El presidente Donal Trump arremete contra de los seguros médicos que amparan a la población más desprotegida de la nación, se prende la idea de desaparecer o reducir el segmento de habitantes beneficiados con el Medicaid.
Un seguro de salud del gobierno que socorre a las personas de bajos ingresos y que ampara a una cifra superior a las 70 millones de vidas humanas en tierras estadounidenses, con prevalencia significativa de los niños.
El peligro de quebrantar su existencia se percibe a partir de sus confesiones enfocadas a exterminar la Ley de Cuidados de Salud Asequible, (ACA) conocida como Obamacare y que cuenta con tributos monetarias del gobierno federal a los estados con fines de aumentar los elegibles al Medicaid..
¿Qué harían estas personas si desparece su amparo de salud? El actual inquilino de la Casa Blanca y un grupo de congresistas republicanos actúan con tales fines para menguar los subsidios del estado.
¿Cómo?, mediante la limitación de la cifra de usuarios y para ello es viable dejar exclusivamente asegurados a las gestantes y a los niños. La medida es nefasta para adultos y discapacitados.
Algo así como desviar esta moneda, no sabemos hacia donde, ni con que objetivos, pero le puedo asegurar que su inversión jamás superará la actual, basada en el amparo de la salud de las personas con menos ingresos.
Un artículo publicado en el 2016 señala que el señor Brian Blase, investigador principal del conservador Mercatus Center en la George Mason University manifestó “… se requiere reformar la política de salud en una buena dirección».
Frase que encierra una reforma basada, en empequeñecer la cifra de asegurados en el Medicaid, por lo que todo parece indicar, que la efectividad es medida por el descenso en número de protegidos.
El referido seguro fue creado desde 1965 bajo la presidencia de Lyndon Jonson, pero su expansión se logró con el ACA en el 2014. Si Trump lo debilita o desaparece le dará más valor a las finanzas que a la salud de las grandes mayorías.
Las nefastas consecuencias políticas y sociales irán a su cuenta, al afectar también con esa decisión los recursos monetarios destinados a los hospitales, médicos y otros trabajadores.
Entre otras causas argumentan, que la expansión de este seguro médico incrementa el déficit presupuestario del país por lo que cada estado deberá asumir el costo de coberturas añadidas.
El Medicaid dejaría de ser un programa “Por derecho” con atención garantizada para todos los elegibles, si trump y, el líder de la cámara de representantes Paul Ryan logran convertirlo en un programa de “Subvención en bloque”.
La modificación hace posible que la ayuda del Estado Federal ya no iría hacia todos, sino tendría un carácter obligatorio para grupos definidos, como embarazadas y niños.
Pero estos tendrían que estar valorados como tributarios a un ingreso en hospitales para tener los auxilios del estado en la cobertura sanitaria.
La subvención en bloque propiciaría además otros inconvenientes. Los representantes de cada territorio pueden variar la real esencia del Medicaid, al limitar beneficios y selección.
Los que apuestan por ese sistema, argumentan que el gobierno federal al disminuir los gastos destinados al seguro, cada estado asume un desembolso mayor a la contribución federal.
En honor a la verdad esas reformas se están cocinando desde hace un cuarto de siglo, pero ha tenido adversarios que defienden el programa en diferentes estados. Entre ellos proveedores de salud y demócratas.
Es una lástima que en los tiempos actuales, no todos los estados defiendan el Medicaid. Hace poco leí un artículo de Elizabeth Koh, publicado en el Nuevo Herald, y en el que se refiere a la Florida por su empeño de limitar la cobertura.
Señala que en otros estados, acogen acciones para continuar la expansión del seguro, pero en el citado existe una tendencia de los foros controlados por republicanos a limitar el pago retroactivo de las facturas en los hospitales.
Además se inclinan al aumento de los servicios privatizados para los que tienen discapacidad. A mi modo de ver estas y otras maniobras realmente desacreditan la verdadera esencia del surgimiento del Medicaid.
No le quepa duda que los aires que baten bajo esta administración, pueden hacer volar el amparo que tienen millones de personas suscritas a ese seguro.
Los demócratas tratan de mantenerlo con amplia cobertura, pero el camino no está sano y salvo de obstáculos. Se dice que estudian la posibilidad de que la expansión forme parte de la boleta de las elecciones en el 2020.
Donald Trump puede cambiarlo, puede de manera gradual terminar con algunas exenciones o privilegios que lograron ampliar el número de personas en ese seguro.
De hecho, en el 2016 prometió no modificar el seguro social o Medicare que cobija la salud de los que rebasan lo 65 años de edad, pero ya anuncia reducir los gastos en unos 845 millones de dólares durante 10 años.
Entregó hace poco a la Cámara de Representantes el presupuesto para el 2020, con recorte de gastos para todas las esferas, no obstante continúan sus exigencias monetarias para “El muro” entre EEUU y México.
Esperemos que la Cámara de Representes con mayoría Demócrata, no permita que millones y millones de usuarios de Medicaid pendan de un hilo con tales propuestas.
No es justo. En la balanza de la vida, el valor por la salud debe estar por encima del de la guerra.